Ni la oscuridad de la noche, ni las amenazas de los perseguidores han sido obstáculo para que esta misionera indígena lleve clandestinamente la palabra de Dios a las comunidades perseguidas de las montañas de Colombia
Las montañas del norte de Colombia son un amplio y basto terreno de aproximadamente 3800 Kilómetros cuadrados ocupados en su mayoría por múltiples comunidades indígenas que ven en el cristianismo una de las mayores amenazas a su cultura y su religión. En defensa de sus costumbres las comunidades indígenas de la sierra han prohibido radicalmente la expresión del cristianismo al interior de sus territorios so pena de encarcelamiento, tortura, privación de los derechos fundamentales, destierro y en algunos casos hasta la muerte, “No hay ninguna excepción, para la ley indígena tradicional ser cristiano no es algo que se deba tolerar porque es algo que va en contra de los principios mismos de su ley, es algo que está muy profundo en su tradición indígena” Javier Balbuena, Misionero en las comunidades indígenas, es por este motivo que evangelizar en la Sierra es cada día más difícil y más peligroso, pese a esto una mujer valiente ha decidido ir a las zonas más recónditas de las montañas, caminando en medio de la noche para no ser descubierta trae consigo las buenas nuevas de Cristo.
Ernestina Montes es misionera en su comunidad desde hace 6 años, en los cuales ha logrado llegar a las comunidades más alejadas y perseguidas de las montañas del norte de Colombia, su labor la ejerce de forma furtiva ya que con frecuencia los parajes y montañas de la sierra son vigilados por las autoridades tradicionales las cuales persiguen violentamente a los indígenas cristianos. Ernestina lleva a cabo sus labores evangelistas arropada por la oscuridad de la noche, atravesando a pie enormes montañas en extenuantes jornadas de hasta más de 10 horas, esta labor misionera a su vez es respaldada por Javier Balbuena misionero de la comunidad que ante la restricción y prohibición vio en las labores de Ernestina la provisión de Dios para poder llegar a los más de 200 cristianos indígenas de las montañas, casi todos perseguidos, casi todos en alto riesgo.
Lejos de estar a salvo de la problemática, Ernestina y su familia también hacen parte del extenso y creciente grupo de indígenas perseguidos de la montañas, en pasados meses ha sufrido amenazas de expropiación de su casa y sus tierras debido a su condición de cristiana practicante, así mismo en varias ocasiones ha sido privada de la libertad debido a su fe, sin embargo esto no es impedimento para que Ernestina siga adelante con su misión “La misma biblia dice que nuestra fe será probada, y pase lo que pase seguiré llevando la verdad del Señor todas las comunidades porque todos los indígenas necesitan conocer a Dios” Ernestina Montes en entrevista con el equipo de OD; y es que en sus esfuerzos Ernestina no está sola, cuenta con la colaboración y apoyo de su esposo Eustaquio Ríos el cual es su compañía en las largas caminatas nocturnas y con su hijo Enrique el cual ha logrado ponerse en contacto con comunidades perseguidas que han sufrido confinamiento y tortura en lo corrido del año.
OD ha sido de gran ayuda para el ministerio de Ernestina ya que con frecuencia costea la manutención de la misionera en sus viajes así como también acogió a sus hijos de 14 y 15 años en “La Casita” el nuevo proyecto de OD Colombia, que acoge a niños varones de la misma etnia indígena con el fin de protegerlos de la crudeza de la persecución al tiempo que forma en ellos valores cristianos y firmeza en la fe “Yo me siento muy contenta de que mis hijos estén allá, sé que los cuidan y los forman en el amor a cristo y su palabra” Ernestina Montes. La persecución en la Sierra no respeta ni edad ni género, por lo general los hijos de cristianos crecen en medio de la desazón de ser violentados en cualquier momento por su fe en cristo. La persecución en las montañas del norte costero de Colombia está en aumento, en lo corrido del año se han registrado expropiaciones, violencia, violencia sexual, encarcelamiento, tortura y destierro en contra de los cristianos indígenas, por su parte las autoridades tradicionales se muestran cada vez más hostiles frente al crecimiento del cristianismo el cual es reprimido gracias a la intimidación frecuente, por fortuna las labores evangelisticas de los misioneros como Ernestina y Javier rinden fruto y forman día a día una comunidad valiente y firme en la fe, una comunidad dispuesta a dar incluso su vida por difundir la verdad de cristo a las poblaciones indígenas más olvidadas y lejanas de Colombia.